miércoles, 26 de octubre de 2016

QUE ESTAMOS HACIENDO POR EL CAMBIO CLIMATICO




Está claro que desde que los globalizadores desencadenaron la crisis del 2008 también llamada  La Gran Recesión, el Medio Ambiente ha ido marcha atrás a nivel mundial y de calamitoso a nivel local, esto viene a cuenta de la última ocurrencia de la consejería de agricultura de la Junta de Castilla y León que no se le ha ocurrido otra que arrojar más que lanzar un decreto autorizando la quema de rastrojos por motivos fitosanitarios, en especial para frenar la población de topillos (Microtus arvalis) que periódicamente asola nuestras estepas cerealistas.

En su exposición de motivos la consejería motiva su decisión en consultas a las Organizaciones Profesionales Agrarias más representativas ninguna mención a Instituciones Científicas tipo CSIC, Panel de Expertos en Cambio Climático, Universidades u otros Organismos u Organizaciones de reconocida solvencia científica y Medio Ambiental.

Y lo ha hecho casi coincidiendo con las conclusiones de la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) que su informe anual publicado el pasado lunes 24 de octubre, ha relevado que en 2015 por primera vez en la historia, la cantidad media de CO2 acumulado en la atmosfera ha superado la barrera simbólica de las 400 ppm (partes por millón). Aunque este límite se había superado en algunos lugares concretos, nunca antes se había mantenido como media durante un año entero para la totalidad del globo, por lo que los expertos desde la OMM auguran que hemos entrado en una Nueva Era Climática que junto  la Nueva Época Geológica el “Antopofeno”, que comenzó 1952 nos anuncia un caminar de la humanidad por terrenos desconocidos.

 La cuestión es que en ambos casos la intervención humana ha sido determinante, el CO2 acumulado en la atmosfera es en gran parte  producto de las actividades humanas, en cuanto nuestra entrada en el Antropofeno cuyo nombre es muy expresivo, fue datado en las primeras evidencias de isotopos radiactivos en los sedimentos a nivel mundial.

No vamos a enumerar la lista de perjuicios que la quema de rastrojos produce a los terrenos fértiles, a la capa de humus, a los invertebrados y vertebrados asociados a los campos cultivados, tampoco nos detendremos en el riego que supone para los incendios sean forestales o afecten a vías de comunicación, dada la obviedad del tema aunque en el decreto se dan pautas para minimizar este riesgo.

Lo que no es de recibo es que se tomen decisiones que afectan a toda la sociedad de una manera tan sectaria, que no se tenga en cuenta la tensión climática en que estamos inmersos y amparados por el descontrol legislativo ambiental mundial.

Que una Administración tome a la ligera  medidas totalmente discutibles, obsoletas, que contribuyen a aumentar el nivel de CO2 a nivel mundial y que además de que no frenaran las periódicas plagas de topillos (enlazo al final con artículos relacionados con este tema presentes en el blog) producirán mas infertilidad a los campos, lo que ocasionará un aumento de consumo de fertilizantes y abonos, por tanto un aumento de la contaminación hídrica,  tanto superficial como subterránea y finalmente un riesgo de incendios que por muchas y apropiadas medidas que se tomen habrá que considerar.

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